viernes, 3 de abril de 2009

Periodista suplica que lo dejen dormir

Por MANUEL QUITERIO CEDENO Un año después de la primera carta estamos hastiados. ¿Tendremos que hacer una huelga, tirar la basura al medio de la calle y quemar gomas los miércoles, viernes y sábados? ¿Debemos colocar nuestros autos en medio de la calle para entorpecer el tránsito? ¿Hacer piquetes? Parece que los vecinos de la Manuel de Jesús Troncoso y la Víctor Garrido Puello no tenemos derecho a dormir. Después de muchos reclamos de vecinos para que hable sobre el tema, tengo que volver a referirme al escándalo que varias noches a la semana hace el restaurante La Espetada que impide dormir al vecindario. En nombre de los vecinos y el mío propio me dirijo a los departamentos del Gobierno responsables de proteger a los ciudadanos de estos abusos. CARTA A FRANKLIN ALMEYDA Y AL JEFE DE LA PN A comienzos del año pasado el restaurante La Espetada, que no cumple las regulaciones sobre parqueos y parece un respetable establecimiento en la calle Manuel de Jesús Troncoso, abrió un bar en la terraza que tiene en su patio, con música en vivo y fiestas hasta la madrugada. Los vecinos se dirigieron personalmente a sus administradores. La comisión que los visitó fue recibida con arrogancia, y la respuesta fue una negativa y una advertencia sutil con el alegato de supuestas excelente relaciones “con el partido” (PLD). El 30 de abril se le remitió una carta que no tuvo respuesta. En agosto me atreví a escribir un artículo sobre la situación defendiendo el “derecho a dormir” de los vecinos de La Espetada, y con él logramos que la señora Carmen Núñez, de la Procuraduría Ambiental citara a la señora Maylen Andón por el restaurante y a los vecinos. Después de esto nada pasó. Tampoco han funcionado las llamadas a Seguridad Ciudadana, dependiente de Franklin Almeyda, ni al Departamento de Control del Ruido, dependiente del general (PN) Rafael G. Guzmán. Hace dos semanas acudimos a Gestión Ambiental, dependiente de Jaime David Fernández, y varios días después se nos informó que sus inspectores visitaron el establecimiento y le hicieron una advertencia. Esto logró que durante una semana, bajaran el volumen del ruido que ellos llaman “música” en vivo. Pero este miércoles volvieron al ataque, y las llamadas al 809-533-1411, a los dependientes del general Guzmán, fueron inútiles. Logramos que a las 11:00 p.m. aumentaran el volumen. Distinguidos señores, esperamos su respuesta. Atentamente. Manuel Quiterio Cedeño es periodista

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