Una carta desde la cárcel de Najayo

SOBRE LA MUERTE DE FLORIAN FELIZ Alvarez Renta y Fausto Ruíz, reclusos de la cárcel de Najayo escribieron una carta que ha desatado muchas conjeturas: aquí les dejo algunos trozos. "A diferencia del temperamento desafiante y altanero que mostró públicamente en sus juicios, en la cárcel Rolando Florián era un hombre generoso y de trato jovial, con gran cantidad de amigos entre los reclusos, incluso muchos de ellos dependían económicamente de él, algunos aquí literalmente recibían su comida por la generosidad del Sr. Florián. En nuestras actividades del Comité de Apoyo para Mejorar la cárcel de Najayo, varias veces tuvimos la oportunidad de conversar con Rolando Florián, ya que su cooperación era indispensable para llevar a cabo varios de los programas del Comité dentro del recinto, muy especialmente nuestra iniciativa de pacificación de la cárcel que ha tenido como propósito principal reducir el número de incidentes graves de violencia que ocurren entre los internos. El Sr. Florián respaldó esta iniciativa, la cual produjo un hecho histórico: Transcurrieron 43 días en que en el recinto no se produjo un solo hecho de sangre, sea una cuchillada, navajazo o una herida sangrante de objeto contundente. Antes de la iniciativa, se producían en promedio 4 o 5 incidentes DIARIOS resultantes en heridas de sangre, lo cual ha sido tradicionalmente la norma en las cárceles del país. Es irónico que el hecho de violencia representado por la muerte de Rolando Florián se produce precisamente al mismo tiempo en que la cárcel de Najayo se ha estado viviendo con mayor paz y tranquilidad que en toda su historia. Este es un aspecto primordial al cual volveremos a mencionar en nuestras conclusiones. Así pues, como compañero de prisión, Rolando Florián le daba un trato gentil y cortés a los otros reclusos, y cooperaba en favor de las mejoras en la cárcel y cooperaba con su pacificación. SOBRE LOS CELULARES EN LA CARCEL Muchos comentaristas han atacado los otros supuestos “privilegios” de Rolando Florián, por ejemplo que tuviera una celda aparte, que recibiera comidas de fuera, que tuviera un celular, o que se hubiera extendido en el horario de visitas el día de su muerte, incluso atreviéndose a decir que la muerte fue causada por estos “privilegios”. Ya hemos tratado el tema de la habitación aparte, pero las otras acusaciones de “privilegios” meritan un cuidadoso examen, porque son producto de la ignorancia. En cuanto a las comidas de fuera y el celular, es un tema que se puede tratar en conjunto. Si en Najayo no permitieran celulares habría simple y llanamente un motín, porque más de 1300 reclusos – aproximadamente la mitad de los 2500 que hay en la cárcel - dependen de un celular PARA COMER, efectivamente la cocina de Najayo no tiene capacidad suficiente para todos los reclusos, ES UN REQUISITO PARA LA MITAD DE LOS PRESOS TRAER LA COMIDA DE FUERA PAGÁNDOLA ELLOS, NO UN PRIVILEGIO, y es mediante el celular que estos presos se abastecen no solo de comida, sino de medicinas, jabón, pasta de dientes y otras necesidades básicas, en adición a mantener el contacto continuo con sus familias que les permite vivir con relativa paz y tranquilidad. En Najayo solo hay tres teléfonos públicos, y aun cuando se multiplicaran no pueden sustituir a un celular que normalmente no es pagado por el preso sino por su familia. Los reclusos intercambian las tarjetas de llamadas por alimentos y otros bienes básicos para su sustentación.