jueves, 17 de abril de 2008

La enana y el peso

Divisé la figura de una mujer “enana” en plena calle de Santo Domingo. Se empinaba mientras alzaba sus manos para pedir a los conductores que transitaban igual que yo la avenida Tirandentes. A mí, siempre me han gustado esos seres pequeñitos que parecen duendes, así que miré en mi bolso, a ver si encontraba unas monedas para darle. Pero sólo apareció un peso. Le dije: “Toma querida, Dios te bendiga”, mientras esbozaba yo una de esas sonrisotas de oreja a oreja, que casi siempre es habitué en mí. Pero en vez de recibir las gracias por parte de esa mujer pequeña de estatura, pero que es grande cuando quiere ser dura, recibí su desdén y me increpó: “Ya no se da peso”. ¿Oíste? Ya no se da peso, qué yo compro con un peso”- me dijo casi al darme golpes. Yo no lo podía creer. Ella se molesta porque le di un peso. El único menudo que tenía yo en la cartera. Le sonreí de nuevo y le dije: ¿Y a mí quién me da? ¿Yo te doy mi peso, que gané con mi sudor y tú me echas en cara lo poco que te doy? No me des nada. ¿Crees que me voy a morir porque tú no me des? Me fui de allí desconcertada, sin saber qué pensar. Es cierto que un peso no da para nada…pero a peso a peso, se llena la enana el buche, como dice el refrán.

2 comentarios:

Alexei Tellerias dijo...

Cuidado si esa era la enana Celania, la ex barrendera de la casa de Balaguer... ella suele privar en respondona y malapalabrosa a veces. Eso me recuerda una historia similar con una señora entrada en años en San Juan de la Maguana...
http://catarsisdiaria.wordpress.com/2007/03/04/en-san-juan-la-jornada-030307/

Juan Pablo Dardón dijo...

Jajajaja, que enana más cabrona... igual sucede en Guatemala, creo que en la última convención mundial de vagabundez acordaron tácitamente no recibir miserias en aras de la dignidad del pordiosero. Saludos y felicitaciones por la nominación, me gusta mucho tu blog.